miércoles, 29 de octubre de 2014

Cuentos para Halloween


Estando tan cerca de la fiesta de Halloween, que año tras año se hace más popular en diferentes países del mundo, estuvimos buscando cuentos que nos ayuden a entrar en ambiente. No sólo se trata de los disfraces y de pedir dulces, se trata también de compartir historias de brujas, aparecidos, muertos que no descansan en paz.

Aquí les dejamos con uno especial para la ocasión.



LEYENDA MEJICANA

Don Pedro estaba perdidamente enamorado de su mujer. Él solía pensar que era el hombre más afortunado del pueblo por tener una esposa tan bonita, joven y obediente. Cuando estaba con sus amigos hablaba de ella, pero los hombres del pueblo intentaban cambiar de tema siempre poniendo una mirada de temor. Don Pedro cansado de la mala actitud de sus amigos les preguntó qué era lo que pasaba.

-          Ay compadre, lo que pasa es que su mujer es bruja. Cada noche sale convertida en pájaro y entra a las casas a llevarse la sangre de los niños.
-   ¿Cómo es eso posible? ¡Me hubiera dado cuenta! – gritó Don Pedro muy enojado.
-     Es verdad Pedro, la han visto salir de los cuartos de los niños. Pero todos le tienen miedo porque en sus ojos se puede ver el mismo infierno.

Don Pedro se quedó pensando en lo que le habían dicho, haciéndose un sinfín de preguntas. Encasa mientras miraba a su mujer cocinarle no podía creerlo, “Pura envidia” pensó. No podía aceptar creer que su esposa, con la que vivía cinco años, tan dulce que ella que le cocinaba todas las noches su comida favorita para que llevara al trabajo al día siguiente, pudiera ser capaz delo que la acusaban.

Pasaron los días, una mañana mientras almorzaba separado de sus compañeros, se puso a pensar en su mujer, revolviendo las tripas rellenas bañadas en un caldo dulce de color rojo intenso que le había cocinado la noche anterior.
Debía descubrirlo.
Esa noche dijo que se iría a dormir. Recostado en su cama le hizo un pequeño agujerito a su sábana y desde ahí espió a su esposa.

Ella en la cocina preparó el horno y sus cacerolas. Se arrancó un cabello y lo ató alrededor de su pierna. Pedro vio cómo se desprendía la pierna de su mujer del resto de su cuerpo y de a poco se convertía en un pájaro de color negro que salía volando por la ventana, dejando su pierna en la cocina.

Don Pedro de levantó de un salto y lanzó la pierna al horno, viendo cómo se quemaba con rapidez.

A la media hora volvió su esposa. Comenzó a buscar su pierna por todas partes pero no podía encontrarla. Don Pedro salió de detrás de la puerta y de un empujón la metió en el horno. Los gritos eran tan fuertes y de tanto dolor que se escucharon en todo el pueblo. Don Pedro se quedó esperando, viendo como el cuerpo de la mujer que había amado se convertía en cenizas.

Nunca pudo olvidar los gritos de su esposa y menos aún sus ojos, esos ojos en los que se podía ver el mismo infierno.




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